Tener competencia siempre es bueno
Muchas marcas creen que su actividad sería más sencilla si no tuvieran competencia. Sin embargo, esto no tiene por qué ser así.
La realidad es que, en el mundo en el que vivimos, existen muchos productos y servicios similares en el mercado u otros por los que podrían sustituirse. Por eso, las empresas están obligadas a convivir con las demás y buscar su hueco en el que conecten con las personas.
Partimos de que, si hay varias marcas dentro del mismo sector, es posible que haya muchas personas interesadas en ese tipo de producto.
Y aquí es cuando surge la pregunta: ¿nos beneficia tener competencia?
Su desventaja es evidente. Las marcas deben distribuirse a los consumidores y los beneficios. Competir con otras empresas, especialmente si son grandes o consolidadas, requiere un esfuerzo a todos los niveles. Y diferenciarse mediante la comunicación y el marketing.
Pero, a su vez, la competencia aporta una serie de ventajas que pueden servir para mejorar. En este post, te contamos algunas de ellas.
Aprender de los competidores
Lo más importante en un mercado con competencia es que la marca nunca parte de cero. A excepción de que hayas encontrado ese nicho innovador y pionero que raras veces se consigue.
En el momento de poner en marcha una iniciativa o proyecto, analizar otras marcas sirve para hacerse una idea de cómo funciona el mercado. Así podemos conocer cómo son y dónde están sus clientes, qué servicios ofrecen, cuál es su forma de trabajar o cómo se presentan y se dan a conocer.
También podemos fijarnos en cómo han ido evolucionando a lo largo del tiempo. También qué cambios han realizado y cuáles han sido sus resultados.
En resumen, conocer sus puntos fuertes y débiles, y compararlos con los nuestros. Lo que conocemos como un análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades).
Además, también ell Modelo Canvas te ayudará a realizar este análisis que te permitirá tener un punto de partida más claro.
Estos análisis permiten tener una primera idea de dónde puede haber un hueco para la nueva propuesta. Si hay algún nicho que quede sin cubrir o si se puede plantear una nueva manera de trabajar y ofrecer el producto.
Pero además, identificar los errores que han tenido los demás evitará caer en ellos de nuevo. Si algo no ha funcionado en el pasado, debemos preguntarnos por qué, para no repetirlo.
Por otro lado, estos análisis de la competencia no deben quedar solo en la primera fase. Continuar observando a los demás a lo largo del tiempo sirve para seguir aprendiendo y encontrar tendencias y oportunidades.
Asimismo, conocer el propósito y los valores de las demás marcas ayudará a averiguar con cuáles tenemos objetivos comunes. Y así, establecer alianzas. Y, a su vez, conocer aquellas en las que pueden existir puntos en conflicto.
La clave: diferenciarse de los demás
La diferenciación de una marca respecto a las demás es clave en un mercado con competencia. Cada una tiene un propósito y unos elementos que la hacen única y especial con respecto a las demás.
Esta experiencia única puede ser un servicio personalizado y atento, una relación cercana con el cliente, un paquete resistente y con detalles cuidados… Hay miles de ideas que hacen un producto especial, como te contamos en entradas anteriores.
Así, el objetivo es que los consumidores nunca piensen que se trata de una misma cosa con distinto nombre. Deben saber que es un producto o servicio único que va a tener un impacto emocional en su vida.
Y por eso es importante reflejar en la comunicación y el marketing las características que hacen una marca fuerte y diferente frente a otras.
Sin embargo, también exige la responsabilidad de diferenciarse sin engañar a los consumidores, ni a las otras marcas.
La competencia desleal es una preocupación habitual de los empresarios. Y es que, además de ser ilegal, su uso perjudica a la propia imagen de la marca.
En España, por ejemplo, la ley prohíbe dar información falsa, ocultar datos, dañar la reputación de los competidores o plagiar, entre otras infracciones.
Por otro lado, uno de los puntos fuertes para diferenciarse es la innovación. La competencia nos hace buscar una nueva manera de crear un producto o servicio que ya existe.
Esta situación obliga a las marcas a pensar qué se puede mejorar a partir de lo que ya existe y está en marcha.
Como consecuencia, la competencia leal y legal evita que el sector se convierta en un oligopolio, se estanque en algo conocido. Y, además, ofrece alternativas a los consumidores.
El resultado: enamorar a nuestros clientes
Cuando el cliente elige un producto sobre la competencia, está dando su confianza a una marca. Puede ser casual o puede que le dé unos beneficios o le haga sentir algo que las demás marcas no.
A la larga, el objetivo es que esa elección continúe a lo largo del tiempo y desarrolle una relación personal y cercana entre marca y usuario.
Eso es, al final, lo que hace una marca que enamora. Ya sea por su compromiso, su forma de tratar a las personas o su sostenibilidad, forma un vínculo personal que va más allá, y que no pueden sustituir otras.
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